La salud física y mental a menudo están relacionadas aunque la medicina las trata en forma separada. Los padecimientos mentales como la depresión, los atques de ansiedad, las patologías psiquiátricas graves, muchas veces impactan en la salud física. Las personas que las padecen y no cuentan con el tratamiento adecuado, muchas veces son incapaces de cuidar su salud física. Por lo cual concurren al médico por problemas de salud física, cuando hay una base de problemas mentales no tratados.
Dado que la medicina actual está protocolizada para curar patologías y no para prevenirlas, poco se indaga en las causas de determinadas enfermedades físicas que pudieron haber tenido un origen en un desequilibrio mental del paciente. Las personas que no pueden lidiar con determinados aspectos como el cuidado personal de la salud (a veces la higiene) exámenes médicos, prevención, cumplir con cierta medicación, alimetación adecuada, muchas veces padecen una enfermedad mental de base que les impide cumplir con estas acciones.
¿Qué es exactamente una enfermedad metal?
Una enfermedad mental es una enfermedad física del cerebro que provoca alteraciones en el pensamiento, el comportamiento, la energía o las emociones que dificultan el afrontamiento de las exigencias ordinarias de la vida. La investigación científica está comenzando a descubrir causas complicadas de estas enfermedades, que pueden incluir la genética, la química cerebral, la estructura del cerebro, experimentar un trauma y/o tener otra condición médica, como una enfermedad cardíaca.
Las dos patologías de salud mental más comunes son:
Trastornos de ansiedad: más del 18% de los adultos cada año luchan con algún tipo de trastorno de ansiedad, incluido el trastorno de estrés postraumático (TEPT), el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), el trastorno de pánico (ataques de pánico), el trastorno de ansiedad generalizada y fobias específicas.
Trastornos del estado de ánimo: los trastornos del estado de ánimo, como la depresión y la depresión bipolar, afectan a casi el 10% de los adultos cada año y se caracterizan por dificultades para regular el estado de ánimo.
Las enfermedades mentales afectan al 19% de la población adulta, al 46% de los adolescentes y al 13% de los niños cada año. Las personas que luchan con su salud mental pueden estar en su familia, vivir en la casa de al lado, enseñar a sus hijos, trabajar en el cubículo de al lado o sentarse en el mismo banco de la iglesia.
Sin embargo, solo la mitad de los afectados reciben tratamiento, a menudo debido al estigma asociado a la salud mental. Las enfermedades mentales no tratadas pueden contribuir a una vida llena de problemas; mayores gastos médicos, menor rendimiento en la escuela y el trabajo, menos oportunidades de empleo y un mayor riesgo de suicidio.
Los médicos de todas las especialidades deben trabajar en equipo con profesionales de la salud mental a la hora de tratar determinados pacientes que después de una entrevista en consultorio, puedan exhibir algún indicio de problemas mentales.
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